domingo, 2 de diciembre de 2007

Y sin embargo...


Deja que te diga que me duele el alma.


Nunca creí que pudiera quererte tanto que un simple gesto tuyo, o una palabra ligera, lograra entrar en mi mente machacando la razón y volviéndolo todo borroso.


Siempre me rindo a tus pies, siempre acudo encantado a tus llamadas, siempre sonrío alegre cuando me necesitas, o cuando sé que puedo necesitarte... aunque cuando más requería tu compañía me regalabas una ausencia.


Y en los días más sombríos, esos días en los que las horas pesaban como el plomo, cuando veía el mundo desde abajo, entonces necesité más que nunca una sonrisa, una frase complaciente, aunque fuera irreal, aunque fueran unos minutos...


He cambiado esos minutos por miles de lágrimas y condenas, y aún sintiéndome enfurecido no he podido evitar sentir también la culpabilidad y el egoísmo con el que quería tenerte a mi lado.


Sigo herido... pero no puedo evitar quererte una inmensidad.


Y lo siento si te he hecho sentir mal... pero cuanto más aprecias a alguien más te duele...

martes, 27 de noviembre de 2007

La historia del idiota y la princesa luna


Se me caducaron las semanas sin ti...
pasando por alto cada paso que di.
Todos los abrazos rotos.
Hasta demasiado parecía poco,
descuidé mi propia voluntad...
qué estúpida esta forma de callar...
Das por hecho que mi piel es para ti,
no aguantaré otro invierno aquí en Madrid.
Ataría tus alas a mi espalda,
gritaría tu nombre...
imposible si te escondes al sol.
Se acostaron mis delirios cansados ya
de este laberinto hecho a medida y sin protestar...
sobre las aceras nieve...
esté corazon helado no se mueve.
No recibe suficiente amor,
y por eso cambia de color.
Das por hecho que mi piel es para ti,
no aguantaré otro invierno aquí en Madrid.
Ataría tus alas a mi espalda,
gritaría tu nombre...
imposible si te escondes al sol...

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Luz


Que se va sintiendo, va buscándome, mientras recorre un pasillo angosto y oscuro. Poco a poco hay más claridad, va brillando el suelo con destellos blanquecinos. Queda poco para llegar al final, la sombra va escondiéndose, adormecida en un letargo que volverá cuando la luz descanse de nuevo, hasta una próxima reencarnación infinitamente eterna... eternamente infinita